Mario Kaplún El comunicador popular MODELOS DE EDUCACION Y MODELOS DE COMUNICACION LOS TRES MODELOS DE EDUCACION

Aunque en la realidad existen muchas concepciones pedagógicas, Díaz Bordenave ha señalado que se las puede agrupar en tres modelos fundamentales.
Estos tres modelos no se dan nunca químicamente puros en la realidad sino un tanto entremezclados y se encuentran presentes los tres en distintas proporciones en las diversas acciones educativas concretas. No obstante, es posible distinguir estos tres modelos básicos:

En primer lugar, cuando hacemos comunicación popular, estamos siempre buscando, de una u otra manera, un resultado educativo. Decimos que producimos nuestros mensajes "para que el pueblo tome conciencia de su realidad", o "para suscitar una reflexión", o "para generar una discusión". Concebimos, pues, los medios de comunicación que realizamos como instrumentos para una educación popular, como alimentadores de un proceso educativo transformador.
Modelos Exógenos
(educando = objeto)
  1. Educación que pone el énfasis en los contenidos: es la educación tradicional, basada en la transmisión de conocimientos. es el tipo de educación que uno de sus más agudos críticos, Paulo Freire, calificó de BANCARIA: el educador DEPOSITA conocimientos en la mente del educando. Se trata de "inculcar" nociones, de introducirlas en la memoria del alumno, el que es visto como receptáculo y depositario de informaciones. Educación autoritaria, vertical o paternalista. Este tipo de modelo le da muy poca importancia al diálogo y la participación. El alumno no desarrolla su propia capacidad de razonar y su conciencia crítica. Se favorece el mantenimiento del status quo en el que una minoría pensante domina a una masa apática. Se fomenta el individualismo y la competencia en perjuicio de la solidaridad y los valores comunitarios.
Este modelo de educación concibe a la educación como transmisión de información. Un emisor (E) que envía su mensaje (m) a un receptor (R). Se califica a esta comunicación de unidireccional porque fluye en una sola dirección, en una única vía: del emisor al receptor.

 
2. Educación que pone el énfasis en los efectos: Si el primer modelo -el que pone el énfasis en los contenidos- es de origen europeo y acuñado por la vieja educación escolástica y enciclopédica que recibimos del Viejo Mundo desde la Colonia, este segundo modelo nació en los Estados Unidos en pleno Siglo XX: durante la Segunda Guerra Mundial (década de los '40). Se desarrolló precisamente para el entrenamiento militar; para el rápido y eficaz adiestramiento de los soldados. Propone CONDICIONAR al educando para que adopte las conductas y las ideas que el planificador determina previamente. Todo se convierte en técnicas para el aprendizaje. Si se ha llamado al primer tipo "educación bancaria", a éste podría calificárselo de educación MANIPULADORA.
Persuación es un concepto clave en este modelo. Ya no se trata, como en el anterior, sólo de informar e impartir conocimientos; sino sobre todo de convencer, de manejar, de condicionar al individuo, para que adopte la nueva conducta propuesta.
Todo manipulador legitima su obrar en la convicción de que lo hace por el bien de aquéllos a quienes intenta "conducir por el buen camino".
Desde este modelo, el comunicador es una especie de arquitecto de la conducta humana, un practicante de la ingeniería del comportamiento, cuya función es inducir y persuadir a la población a adoptar determinadas formas de pensar, sentir y actuar, que le permitan aumentar su producción y su productividad y elevar sus niveles y hábitos de vida.
Es decir, INCULCAR LAS NUEVAS ACTITUDES SIN PASAR POR LA REFLEXION, POR EL ANALISIS; SIN PASAR POR LA CONCIENCIA; SIN SOMETERLAS A UNA LIBRE ELECCION.
En este modelo sigue habiendo un emisor (E) protagonista, dueño de la comunicación, que envía un mensaje (m) a un receptor (R), el cual por consiguiente, continúa reducido a un papel' secundario, subordinado, dependiente; pero ahora aparece una respuesta o reacción del receptor, denominada retroalimentación (r) o, en inglés, feedback, la cual es recogida por el emisor.
Pero la retroalimentación es tan sólo la comprobación o confirmación del efecto previsto (es decir, la "reacción del sujeto" ante la "propuesta" o "intento de comunicación"). Ella puede ser positiva si el individuo acata la propuesta o negativa si la rechaza. En este último caso, le sirve al emisor como instrumento de verificación y control: puede ajustar los próximos mensajes, regularlos, hacerles los cambios formales requeridos para, ahora sí, obtener el efecto prefijado, la respuesta deseada.
Aunque se la haya querido entender y presentar como una forma primaria de participación del público, la retroalimentación o "comunicación de retorno" no es, en esta concepción, más que un engranaje del proceso de condicionamiento de los receptores: primero se los .condiciona en su conducta, sus actitudes y sus hábitos y luego se verifica si dan la respuesta para la cual han sido condicionados.
Dos buenos ejemplos prácticos de este mecanismo los hallamos:
* en la publicidad comercial, cuyo feedback consiste en la comprobación posterior del aumento de ventas logrado por la campaña publicitaria; y
* en el rating de audiencia de los canales de televisión, el que luego les permite afirmar que es el público el que escoge "libremente" y determina la programación.


Modelo Endógeno
(educando = sujeto)
3. Educación que pone el énfasis en el proceso
La comunicación popular, siempre poniendo su énfasis en el proceso, también tiene que atender a los contenidos y a los resultados. La propaganda, la consigna, el símbolo, la expresión colectiva y masiva, el elemento emocional, puestos dentro de sus justos límites, ocupan un espacio necesario y legítimo en la práctica comunicacional y organizativa del pueblo. En tanto no sustituyan ni ahoguen el proceso.
Nuestros mensajes liberadores, concientizadores, problematizadores, van "contra la corriente" del sistema, de la ideología dominante.
De ahí se desprende que la comunicación concebida como diálogo no es sólo la más humana y respetuosa de la persona, sino también la más eficaz»
Es el modelo pedagógico que Pablo Freire, su principal inspirador, llama "educación liberadora" o "transformadora".

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